Hunter Jones gruñó mientras observaba como la tropa que le había obligado llevar se acercaba al manicomio.
Él iba a cumplir los 50. A pesar de su gran condición física, inteligencia y su nombre falso, la mojigata y consentida señorita Brown había decidido que era muy anciano para servirla adecuadamente como guarda espaldas.
Y lo peor de todo, lo había hecho ir a buscar a sus nuevos remplazos.
“Hunter, no es nada personal” le sonrió la muchachita con algo de lastima “A tu edad, puedes hacerte daño con este trabajo. Además, estas personas simplemente me servirán para ciertas… misiones para el negocio”
Sabía a que se refería con “ciertas” misiones para el negocio. A Hunter mismo le había tocado que deshacerse de algunos competidores de la compañía anteriormente.
Lo irónico era que conocía al tal Joshua. Como lo recordaba de su encuentro, hace unos 5 años, era un muchacho seguro de si mismo, algo extravagante y arrogante. Joshua, hace 5 años, se había robado SU titulo del mejor asesino precavido.
Hace 5 años, después de varios crímenes como sicario, el muchachito ese seguía completamente libre. Era sospechoso común de la policía, pero no había forma que lo vincularan con alguno de sus crímenes…
…Y cuando por fin lo vincularon con uno de sus asesinatos, había fingido demencia. En vez de darle una cadena perpetua, había terminado dentro de un manicomio.
-Ya saben, maten a cualquiera que se interponga en su camino –Instruyó Hunter a todo aquel ejercito.
Era su último trabajo. ¿Qué importaba ser discreto?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Hunter avanzó en medio de los escombros. De cuando en cuando, identificaba el cuerpo de una enfermera, un enfermero, un enfermo, lo que fuera.
Aquel batallón había cumplido sus órdenes al pie de la letra.
Se acercó a la puerta donde habían indicado que estaba Joshua Nielsen. Tocó tres veces y la abrió.
La habitación era luminosa, algo fría y sobriamente amueblada. Ningún indicio que su habitante estuviera loco o fuera un eficaz asesino. Recorrió la habitación de un lado a otro con sus ojos. Allí.
Joshua se encontraba sentado en un sofá en una esquina de la habitación. Sus pies estaban sobre un brazo del sofá mientras que uno de sus brazos se apoyaba en el otro brazo del sofá y servía de soporte a su cabeza. Una postura de completa tranquilidad.
Joshua tenía sus ojos, uno verde y el otro castaño, clavados en el rudo rostro de Hunter. Lo observaba de forma paciente. Calmada. Perezosa.
-Joshua Nielsen, la Señorita Valerie Brown requiere de sus servicios –anunció Hunter casi con un gruñido.
-Ah.
-Debe acompañarnos –Replicó Hunter irritado.
-¿Y qué le hace pensar a la Señorita Valerie Brown que yo voy a darle mis servicios? –Preguntó Joshua de forma calmada, pero con cierta burla en su voz.
Hunter se le quedó viendo fijamente. Lucia exactamente igual que el muchachito que conoció 5 años atrás (exceso de ropa abrigada incluido. Realmente, ¿No le daba calor con la bufanda?), pero mucho más sereno, contenido y normal.
-Es un buen salario y un trabajo que usted ya conoce –prosiguió Hunter- La Señorita Brown es agradable cuando ya la conoce.
-Ah.
-¡Por amor a…! ¿¡Sabe decir algo que no sea “Ah”?! –explotó el hombre, furioso.
Joshua suspiró cansinamente como respuesta. Se puso de pie con lentitud.
Y salió corriendo de la habitación tan rápido que Hunter se quedó unos segundo allí, clavado en el suelo, antes de salir en su persecución.
-¡Maldita rata! ¡Para de una vez!
Pasaron varios minutos en persecución. A pesar de la velocidad en la que ambos corrían, Joshua no daba señales de cansarse y Hunter, a pesar de estar bastante atrás, no le perdía el rastro.
Al fin Joshua paró. Apoyó su espalda contra una puerta, se cruzó de brazos y esperó pacientemente a que Hunter, sin aliento y maldiciendo todo el lugar, llegara. Hunter le puso una mano en el cuello, presionando el cuerpo de Joshua contra la puerta, dispuesto a estrangularlo.
-Parece que no eres el mismo de hace cinco años –murmuró Joshua sin dar señales de sentir la mano en el cuello o la menor intención de comenzar una platica
Hunter comprendió el verdadero significado de su oración.
“Ya eres muy viejo. Me aburres. Apúrate de una vez, dime lo que me tienes que decir o intenta romperme el cuello antes que salga corriendo otra vez. Y esta vez, no me vas al alcanzar.”
-¿Vas a aceptar el maldito trabajo o no?
-Ja…Depende, depende. ¿Me van a dejar trabajar a mi gusto? Ya sabes… Forma de matar, método para esconder evidencia… Tú sabes… los gajes de este oficio… mis preferencias….
Lo había olvidado. Joshua poseía un gusto y asombro mórbido asesinando con temperaturas extremadamente bajas o con terriblemente altas. La policía nunca descubría si sus crímenes eran accidentes o no, por que sus especialidades era asesinar y culminar con un gigantesco incendio o matar a las victimas de frio haciendo que luciera como un resbalón en el hielo o una estúpida zambullida en agua helada.
-Si te van a dejar. Pero a la menor huida, rata cobarde, se desharán de ti.-Le gruñó Hunter dando algo de presión al agarre.
-Me parece. Ahora, sueltamente de una vez, dime donde encuentro a la tal Valerie Brown y yo me encargo del resto. –sonrió Joshua sin simpatía- Ah y debo conseguir una ducha. Después de cuatro años encerrado en un manicomio, apesto a loco.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
(¡Hola otra vez! Continuación, prologo, secuela, lo que ustedes quieran, del otro post, Office 308. Se nota que no tengo nada mejor que hacer que escribir 😀 En fin… Los comentarios, patadas, etc… son de mucha ayuda! Y son gratis… ¿No me dejarían uno?